Madrid, 6 de febrero de 2022.
Agradecer a Javier Cid, Jefe de Sección de Suplementos Especiales de El Mundo, Marca y Expansión y a su director Francisco Rossel por haber confiado en el departamento de Derecho del Arte de GALLEGO Y SÁNCHEZ ROLLÓN ABOGADOS para asesorar en esta visita tan singular y guiar al lector por los mismo lugares en los que Goya vivió, trabajó y está enterrado.
’Salimos de Zaragoza pa Madrid día 3 de enero del año 1775 y llegamos el 10’’. Así escribió Goya en un pequeño cuaderno que a todas partes acompañaba. El pintor maño llegó a Madrid con 29 años de edad en enero de 1775 para colaborar, bajo la dirección de Anton Raphael Mengs, director artístico de la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, en el proyecto de los cartones para tapices destinados a los Sitios Reales. En 1876 fue nombrado pintor del rey, y en 1799 primer pintor de cámara.
Goya permaneció la mayor parte de su vida en Madrid, y siempre se consideró un ‘’madrileño’’ más. Podemos asegurar sin ningún género de dudas que el artista aragonés captó como nadie la esencia de aquel Madrid de finales del setecientos y primeros del ochocientos. “Madrid le ofrece a Goya el fondo de paisaje, el lugar de vida, las fiestas y las tragedias y, sobre todo, los personajes y las historias consustanciales a su obra”, afirma la historiadora del arte Araceli Fernández.
En la Villa y Corte de Las Españas conoció de primera mano las obras que señoreaban la Colección Real. En estos habitáculos habitáculos palaciegos colgaban los lienzos de los grandes maestros que en el mundo de la pintura han sido: Tiziano, Velázquez y Rubens. Pero sobre todo su principal fuente de inspiración la constituye los tipos populares y sus costumbres: majas, majos, toreros, chisperos, ferias, romerías, juegos, riñas, caza, etc. Un pueblo desenfadado, y en ocasiones ocioso, donde la élite borbónica parecía mezclarse con el vulgo, participando de aquella explosión de alegría que contrasta con la visión trágica, pesimista y tenebrosa de sus obras ya en el ocaso de la vida del pintor. ‘’De los reyes abajo todo el mundo me conoce’’, llego a decir
Goya, un artista de una libertad y excentricidad genial, verdaderamente inclasificable.
«Sí, vendrá un día, / Vendrá también ¡Oh Goya! En que a tu nombre / el extranjero estático se incline». El poeta Manuel José Quintana ya preveía en 1805 el éxito que Francisco de Goya y Lucientes.
Javier Gallego y Sánchez-Rollón
Abogado
Far far away, behind the word mountains, far from the countries Vokalia and Consonantia, there live the blind texts. Separated they live in Bookmarksgrove right at the coast of the Semantics, a large language ocean. A small river named Duden flows by their place and supplies it with the necessary regelialia. It is a paradisematic country, in which roasted parts of sentences fly into your mouth.