Madrid, 12 de abril de 2022.
Las actuaciones se remontaban al año 2002 cuando la Fiscalía interpone una querella criminal contra el empresario acusándole de ser el ADMINISTRADOR DE HECHO de una sociedad a la que acusaba de defraudar 960.000 euros por el IVA de 2002 y de 1.974.576,74 euros por el Impuesto de Sociedades de 2002 más los intereses legales.
Finalmente, un Juzgado de Lo Penal de Madrid le absuelve porque las acusaciones ejercidas por la Agencia Tributaria y la Fiscalía de Delitos Económicos “no han aportado ninguna prueba que acredite que el acusado fuera el administrador de hecho de la mercantil”.
Interesantes reflexiones que realiza el juzgador sobre la responsabilidad penal de los ADMINISTRADORES DE HECHO de sociedades mercantiles donde recopila la Jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre esta figura tan controvertida:
” Por ello, de acuerdo con esta doctrina, únicamente ha de responder de los correspondientes delitos quien haya ostentado, de una manera real y efectiva, las funciones de administrador, y no quien aparece formalmente como tal. En el presente procedimiento, la acusación se ha formulado hacia quien ostentaba la condición formal de administrador y contra un apoderado, pero en el juicio oral no se ha acreditado que el actual acusado tuviera el control de la gestión ni administración de la empresa y, por tanto, del devenir diario de la misma. Por ello, sin necesidad de analizar el informe pericial, excluyéndose la comisión del delito contra la Hacienda Pública por parte del acusado, por las razones antes expuestas, procede la absolución del mismo de los delitos contra la Hacienda Pública de los que viene acusado en la presente causa, así como a la mercantil de la responsabilidad civil reclamada”
La causa en la que se ha logrado la absolución del empresario ha sido defendida por el abogado Javier Gallego, fundador y presidente de GALLEGO Y SÁNCHEZ- ROLLÓN ABOGADOS.
Far far away, behind the word mountains, far from the countries Vokalia and Consonantia, there live the blind texts. Separated they live in Bookmarksgrove right at the coast of the Semantics, a large language ocean. A small river named Duden flows by their place and supplies it with the necessary regelialia. It is a paradisematic country, in which roasted parts of sentences fly into your mouth.