Madrid, 25 de mayo de 2025.
A CONTINUACIÓN REPRODUCIMOS EL ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO EL DEBATE POR MARÍA CURIEL EL 25 DE MAYO DE 2025.
El pasado 29 de octubre de 2024, una devastadora dana arrasó la zona de la pedanía de la ciudad de Valencia, dejando más de 200 muertos, casas derruidas y locales completamente destrozados. Uno de los enclaves comerciales que más sufrió los estragos de la gota fría fue el centro de Bonaire, sito en Aldaia (Valencia), cuyos locales han ido reabriendo de forma progresiva desde el 13 de febrero.
Mientras el Gobierno de Pedro Sánchez se llena la boca con los millones destinados a ayudas a los damnificados por la dana, la realidad de los pequeños empresarios dista bastante de los argumentos esgrimidos por el Ejecutivo central, especialmente cuando se trata del centro comercial de Bonaire. El Consorcio de Compensación de Seguros, dependiente del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa de Carlos Cuerpo, es el encargado de realizar los pagos de los seguros de los locales, sin embargo, más de dos tercios de las ayudas todavía no ha llegado a los destinatarios.
Javier Gallego, abogado del dueño de uno de los locales del centro comercial de Bonaire afectados por las inundaciones del 29 de octubre, ha explicado en conversación con El Debate que «casi nadie ha cobrado toda la cantidad correspondiente». «Algunos han recibido entre un 10 y un 20 % como anticipo. Estamos hablando de 60.000 a 70.000 empresas afectadas», señala.
Relata que el local de su cliente está en régimen de alquiler y emplea personal, por lo que, aunque el «local haya quedado destrozado, ha tenido que seguir pagando el alquiler, los sueldos, y afrontar una reparación de unos 70.000 €. El Consorcio solo ha adelantado un tercio. Llevan siete meses esperando, sin ingresos, pagando nóminas, alquileres, reparaciones…», denuncia Gallego ante los micrófonos de este medio.
Por otro lado, expresa que los saqueos y el pillaje fueron otro de los grandes problemas de los locales de Bonaire durante la dana, del cual nadie se ha hecho cargo todavía: «Se detuvo a más de 200 personas, y unas 30 fueron a prisión. El Consorcio no cubre robos, y hubo pérdidas que no se van a recuperar nunca. Se han destruido negocios enteros», lamenta el letrado.
La cruda realidad a la que se enfrentan estos empresarios no es únicamente el impago de las indemnizaciones, sino que a consecuencia de la descoordinación y la inacción del Gobierno, «hay empresas que van a cerrar, y ya hay despidos. Están arruinados y los están avocando a la desaparición», asevera. «La mayoría de los afectados han tenido que pedir préstamos, no solo para vivir, sino para intentar mantener o recuperar el negocio. La relación con el Consorcio es muy difícil: no contestan correos, no cogen el teléfono… Y ya han pasado siete meses», afea Gallego.
Este abogado relata que en el caso de su cliente ya está todo tramitado. «Hay informes periciales, y el Consorcio ha aceptado las valoraciones. Solo falta el pago. Otros sí van a pleitear porque no están de acuerdo con las cuantías. Pero la mayoría lo que quiere es cobrar, no entrar en pleitos. Es desesperante», expresa a este periódico.
La reparación de este local en concreto cuesta 70.000 euros, de los cuales el Consorcio «no ha pagado ni un tercio». «No se les ha perdonado el alquiler. Les han saqueado todo. Y así están muchas empresas. El problema es la falta de liquidez», lamenta. A su juicio, lo más indignante es que «ni siquiera se dignan a responder».
#javiergallegoabogado
Crédit0s fotografías: AGENCIA EFE
Far far away, behind the word mountains, far from the countries Vokalia and Consonantia, there live the blind texts. Separated they live in Bookmarksgrove right at the coast of the Semantics, a large language ocean. A small river named Duden flows by their place and supplies it with the necessary regelialia. It is a paradisematic country, in which roasted parts of sentences fly into your mouth.